usa la cleta

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zondag 10 maart 2013

La esencia


Sábado por la tarde, escribiendo mi columna mensual. Me derrito, el sudor se desliza por mi espalda. Las nubes de una tormenta se acumulan sobre la ciudad y la humedad va a pasar el límite natural, una descarga esta noche será inevitable. Mi compañera Anke llega a casa, anuncia que esta noche su ex va a tocar. Festival de Tango Independiente, en la calle, en Boedo. Donde voy frecuentemente, a Pan & Arte, mi restaurante favorito. Bonito lugar, con su propio teatro, música en vivo, arte en la pared, comida deliciosa, pan fresco. A solo 10 minutos en bicicleta, bicisenda de puerta a puerta, perfecto.

Se pone más y más gris, cerramos las puertas y ventanas. Adentro el aire acondicionado nos sopla frescura mientras afuera la tormenta reúne a sus fuerzas. Gotas gordas caen, necesitamos entrar la ropa tendida! La lluvia previene que cosas acontecen. Cuando llueve es para los argentinos como la señal roja: quédate donde estás y no te muevas. Me temo que me estoy volviendo un poco argentina. Ya me imagino un aburrido sábado, con una película en el sofá. Anke dice que vayamos. Que nos tomemos el autobús en vez de la bici. Y un paraguas.

Acompañadas de relámpagos luminosos y truenos atronadores caminamos hasta la parada del colectivo. La lluvia sigue siendo maravillosamente apagado. La tormenta apenas nos golpea, sin embargo, produce una atmósfera bochornosa, cargada de expectativas. Hablamos y hablamos, Anke acaba de regresar de un largo viaje y el colectivo toma su tiempo. Al llegar a Boedo resulta que el festival al aire libre se movió hacia adentro, hacia el techo del teatro de Pan & Arte. Un espacio enorme, cubierto con una lona que a veces ondea peligrosamente en el viento. Caminamos hacia arriba, escuchamos música. Ya hay mucha gente, la tribuna en forma de escalera está llena. Nos paramos entre los otros, miramos, escuchamos, bebemos. La tormenta parece estar reflejada en el tango. Los feroces bandoneones la provocan, los furiosos violines la desatan. Pero nada nos puede dañar a nosotros, en la intimidad del desordenado techo teatral.

Encontramos al ex-novio, y sus compañeros de casa. Él cantará en el quinteto que toca a lo último. Una sorpresa cuando aparecen en el escenario con meros instrumentos de viento. Nunca antes escuché tango puro en forma de música de viento. Sus sonidos de terciopelo me pueden cautivar en cualquier tipo de música, y esta noche son intensamente hermosos, acariciando el alma; los tonos prolongados de los trombones, el resueño más pesado de la tuba, el toque suave de la trompeta. El staccato de la tuba parece hecho para el ritmo acompasado del tango, los demás instrumentos tejen a su alrededor una telaraña melódica, que conmueve en su serenidad. El canto expresa emoción, roza melancolía, cosecha por lo menos tantos aplausos como la música. La naturaleza parece una vez más reflejar la atmósfera de la música, la tormenta ahora está domada.

Doy las gracias a Anke, sin ella no hubiera salido. Ella me las da a mí, sin mí, se hubiera quedado en casa. Nos reímos y brindamos, alegre de que "mi" Pan & Arte se presentó a ella de manera tan especial. Nos prometemos solemnemente de llevarnos a más de estos lugares, los cuales, cada uno a su manera, encarnan la esencia de nuestra Buenos Aires. Para seguir descubriendo la hermosura que nos ofrece la ciudad. La próxima vez me toca a mí y yo voy a dejarme llevar con mucho placer.

1 opmerking:

Jantine zei

Bares de Boedo para alimentar el espíritu: http://www.diarioz.com.ar/#/bares-de-boedo-para-alimentar-el-espiritu/